miércoles, 12 de agosto de 2015

Adiós


He buscado la forma
de estar frente a ti
y de hablarte

he deseado 
echarte de menos

para poder encontrarte


pero tus ojos
que tanto he amado
reusaron mirarme


y no he hallado
ni un solo motivo
por el cual quedarme.


Porque mis manos
se congelaron
al dejar de tocarte


y mis labios 
por fin se cansaron
de tanto nombrarte.


Y sí, llámame cobarde
pero tengo miedo
de no ser capaz de marcharme


al ver tu cara
al notar tu olor
y sentir que vuelvo amarte.


Te dejo esta carta
con manos temblorosas
sin ganas de olvidarte


pero no me busques
que necesito caminar solo
para poder encontrarme


en este laberinto
que tu indiferencia 
ha formado en mi sangre.


Que seas feliz te deseo
y que por fin algún día 
alguien pueda enseñarte


ese amor que tu entiendas
que disfrutes con cautela
y que yo no supe darte.


No hay comentarios:

Publicar un comentario